La educación consciente es el
principio necesario para que la sociedad de un cambio evolutivo, es necesaria
para poder abandonar viejos patrones educativos y caminar hacia nuevos
paradigmas que ayudarán a mejorar la convivencia social. Para poder ejercer una
educación consciente hacia los niños basada en el equilibrio, el amor y la
integración de la unidad, lo primero que debemos hacer es vibrar nosotros
dentro de las frecuencias de estas hermosas energías creadoras. Porque es muy
difícil enseñar a un niño lo que es y representa el equilibrio interior si se
lo transmitimos desde el desequilibrio, de igual modo es complejo hablar de
amor desde la rabia hacia lo exterior y difícilmente podremos expresar la
integración de la unidad desde el conflicto con lo externo.
La educación consciente necesita
de la conciencia interior, de la integración verdadera de todo aquello que nos
proponemos a transmitir. Es por eso que si queremos educar y enseñar lo primero
que debemos hacer es una revisión interior de ¿cómo estamos y que es lo que
irradiamos al mundo? Si nos paramos a pensar unos instantes qué cantidad de
horas dedicamos a nuestros hijos sobre la educación probablemente lleguemos a
la conclusión que lo que verdaderamente les enseñamos de manera diaria es un
comportamiento cívico de cara a la sociedad actual y nuestras costumbres
culturales, pero en qué lugar deja eso al amor. ¿Se puede enseñar a un niño a
amar? ¿Es posible transmitir cómo se puede trabajar el equilibrio? ¿Quizás
existe un método para integrar y comprender la gran unidad conectada que forma
la humanidad?
Por supuesto que todo se les
puede enseñar, es posible transmitir equilibrio y además que lo aprendan a
gestionar ellos mismos, y también podemos ayudarles a gestionar cómo pueden
contribuir a esa integración de la unidad que formamos todos los que habitamos
y vivimos en la Tierra a través de los recursos que esta nos brinda.
Para aprender a amar hay un
camino que es el de los valores, porque son valores que nos acercan al amor
hacia los demás y hacia nosotros mismos. El respeto por ejemplo ayuda a elevar
la vibración, a ser cuidadoso con los demás, a tratar las cosas y situaciones
con delicadeza. El compañerismo fomenta la unidad entre los seres humanos, pero
a su vez requiere del respeto para que haya un buen compañerismo, la tolerancia
nos ayuda a no generar conflicto ante determinadas situaciones, lo cual genera
armonía y mejora la convivencia entre las personas. La honestidad es la brújula
de la verdad y ayuda a mantener el camino de la alta vibración del amor del
corazón dando lugar a no perderse en el camino de la vida. Hay muchos más
valores que nos ayudan a crecer, a mejorar como seres humanos, a amar a la
humanidad y a los seres vivos de la Tierra, pero para poder mantener nuestro
centro y trabajar e integrarlos debemos permanecer en un estado de equilibrio
constante.
Hoy en día la sociedad no nos da
mucho tiempo para poder pasar con los niños, la mayor parte de las horas las
pasan en los colegios y los padres pasan muchísimas horas trabajando dentro y
fuera de casa. Es por este motivo que se necesita una implicación de los
maestros y profesores del sector educativo y se sumen a la iniciativa de la
educación consciente, porque entre todos y a través de la fuerza de la unidad
podemos contribuir a generar una sociedad más hermosa basada en valores de
respeto, de compañerismo, valores que nos acerquen al amor, podemos contribuir
a realizar una gestión equilibrada de los recursos naturales de nuestro
planeta, de nuestro entorno. Entre todos podemos enseñar a los niños que
formamos una gran unidad de convivencia que comparte unos recursos que están
limitados por la capacidad de la Tierra.
En los colegios se centran en el
intelecto, les brindan conocimiento e información de las diversas áreas que se
consideran correctas para que crezcan siendo adultos competentes y aporten
mayor productividad a esta sociedad de hoy, pero el conocimiento sin una visión
ética y moral de cómo gestionar desde el equilibrio y el amor nos lleva a la
competitividad de los recursos de esa productividad. La competitividad es una
lucha por conseguir un objetivo, así de ese modo hacemos que los niños crezcan
siendo luchadores y además sin una ética de cómo lograr sus objetivos.
Es por ese motivo que necesitamos
de la ayuda de los papas y mamas, de los docentes de la enseñanza y de todas
aquellas personas que resuenen con la educación. Es necesario unirnos para
fomentar y generar una gran unidad de cambio, de educación consciente,
necesitamos entre todos elaborar una forma de llegar a los niños desde el amor,
desde el equilibrio para que todo el conocimiento que les llegue lo puedan
aprender con una base equilibrada de cómo gestionarlo sin perjudicar a nadie,
eso no da lugar a la competitividad más es una forma de crecer desde el amor. Así
que si eres padre o madre, docente del sector educativo y crees que puedes
colaborar de algún modo en llegar de una forma a otras personas que estén
abiertas a una educación consciente manda un mail a educacion@agartam.com